Lana de borrego en diversos colores.
Forma de elaboración
Tapetes Temoaya Otomí
La elaboracion de esta gran variedad de tapetes se crean en telares verticales de madera y en cada metro cuadrado se encuentra pasmado un mes de esfuerzo y dedicación por el arte. Fabricados a mano y secados parcialmente al sol, van tomando forma en los telares fabricados para cada medida del tapete.
Lanas teñidas cuidadosamente, resistentes al frote, a la luz y al lavado, garantizan un color brillante y un tacto mullido y suave que requieren el menor cuidado. El diseño es copia de sus raíces indígenas, las imágenes que habrán de reflejar una parte del arte popular mexicano. El equilibrio se logra en los telares con el grueso de los hilos que forman el entramado, la altura del pelo y el número de nudos, apretados rítmicamente por el golpeteo de los mazos de dura madera.
El anudado de estambre de lana se hace sobre una urdimbre de hilaza (algodón) previamente armada en un bastidor de madera, que según el proyecto puede ser grande o chico. El tejedor sigue un patrón sobre papel cuadriculado, a efecto de conocer en puntos cada línea y figura, anudando uno a uno cada hilo de estambre.
El nudo que queda en fleco o barba, se corta al nivel del grosor que se dé para el tapiz (un centímetro, 1.80, tres y hasta cinco centímetros), para seguir utilizando el hilo. Una vez concluido el tapete, se rasura, se lava con cepillo y jabón neutro y se pone a secar a la intemperie hasta dos semanas.